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El agua: un tesoro que hay que valorar y cuidar

El País 01/10/2021 578




De acuerdo con la Organización de Naciones Unidas (ONU), una de cada tres personas en el mundo vive sin agua potable. Eso equivale a 2 200 millones de personas que no tienen otra opción que beber agua insalubre o con un saneamiento deficiente. Esa exposición produce enfermedades como la diarrea, la cual ocasiona la muerte de 700 niños menores de cinco años cada día.

Entre los principales factores que amenazan al recurso hídrico destacan el crecimiento de la población, el empeoramiento de los impactos del cambio climático y las crecientes demandas de la agricultura y la industria. De ahí que uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para el 2030 es: agua y saneamiento para todos.

La celebración del Día Mundial del Agua del 2021 está enfocada en lo que significa el agua para las personas, su verdadero valor y cómo podemos proteger mejor este recurso vital. Es por ello que Hoy en el TEC le preguntó a 5 docentes e investigadores del Tecnológico sobre la importancia del agua desde su perspectiva profesional y la acción más urgente que debe tomar el país en relación con el tema hídrico. Conozcamos sus respuestas:


¡A ponerse en orden y en armonía con la naturaleza!

Casia Soto Montoya, docente de la Escuela de Ingeniería Forestal e investigadora en el Centro de Investigación en Innovación Forestal del TEC.

Cada uno de nosotros debe ponerse en orden y en armonía con la naturaleza, no esperar a que nuestros dirigentes se encarguen de buscarnos a cada uno para solucionar el problema de las aguas. Cada costarricense en su casa, su empresa, oficina, en todas las localidades y acciones, debe ser responsable de la eficiencia en el consumo del agua, así como del tratamiento de las aguas residuales.  Además, se debe calcular el valor real del agua y retribuir, de manera justa, a los cuidadores de las fuentes de agua. Para contar con las herramientas para ponernos en orden se requieren planes reguladores del ordenamiento territorial que incluyan, en sus políticas, el uso eficiente del agua, de acuerdo con la capacidad de carga de cada sitio, así como sistemas de saneamiento y programas de educación ambiental.

Además, no debemos olvidar los beneficios que nos brindan los árboles, incluirlos en nuestras casas y ciudades. Algunos los eliminan para no tener sus hojas en las canoas, para no tener gastos podando y por miedo a las ramas grandes que pueden caer en sus techos, entre otros. No esperemos a que todos eliminen los árboles para darnos cuenta de que vale la pena dedicarles tiempo y recursos.


Crear una cultura de cuido y no de desperdicio

Cristian Moreira Segura, docente e investigador en el Doctorado en Ciencias Naturales para el Desarrollo.

La problemática que enfrenta el agua en el nivel nacional es diversa y varía de región en región, pero de manera coincidente, en el campo de la educación ambiental para la conservación del agua hace falta una unificación de esfuerzos a nivel país. Se requiere la definición de las competencias que se deben de promover para la toma de decisiones informadas y razonadas, que permitan un paso paulatino a la creación de una cultura de cuido y no de desperdicio, el cambio de un paradigma donde el agua tiene un valor cero a que se conciba como muy valioso, donde ya no se vea al agua con un elemento crítico para la salud, sino que sea crítico para la vida.

Esta definición de competencias debe de amalgamarse con una adecuada aplicación de metodologías activas de educación ambiental basadas en la resolución de los problemas con impacto local. Esto permitiría dar un salto y pasar de tener personas informadas, en el mejor de los casos, a personas que toman acciones precisas e intencionadas para el cuido del agua.

Se requiere tomar acciones de manera inmediata que permitan promover una cultura de ahorro, cuidado y conservación del agua. Estas acciones deben de llevar a cada ciudadano a darse cuenta de que su aporte sí puede generar un cambio muy importante en lo referente a la conservación del agua. Esto solo se puede lograr con una propuesta de educación ambiental moderna y profesional para que sea realmente efectiva.


La piedra angular en el desarrollo y evolución de las ciudades

Ileana Hernández Salazar, docente e investigadora de la Escuela de Arquitectura y Urbanismo del TEC.

Nuestro país es bendecido de muchas maneras, pero fundamentalmente por el recurso hídrico. Contamos con importantes mantos acuíferos que están siendo severamente amenazados por temas relacionados al poco tratamiento de los desechos, al crecimiento urbano descontrolado y a la falta de tratamiento de las aguas negras y residuales. Esos son temas que se han empezado a atender, pero en los que aún falta mucho por trabajar.

Además, es extraño que en un país donde llueve regularmente entre 4 y 5 meses del año tengamos problemas de racionamientos severos. El agua de lluvia es un elemento que no está siendo aprovechado para contribuir con la demanda de la población. Ese es un tema que, a mi parecer, debe incorporarse como parte de los requerimientos impuestos para las nuevas construcciones, no solamente por asuntos de reincorporación al suelo, sino para aprovechamiento como recurso en el quehacer de las personas.


Garantizar el agua de las futuras generaciones

Mauricio Chicas Romero, docente de la carrera de Ingeniería en Biotecnología del TEC.

El consumo de agua dulce proveniente de fuentes subterráneas está sobrepasando la disponibilidad del recurso. Hay muchas cosas urgentes. La recuperación de los cuerpos de aguas superficiales aseguraría la disponibilidad de agua para diversos usos, como el agrícola, que es de los que mayor volumen consumen. El uso de las fuentes subterráneas, pero contemplando su adecuada recarga, es indispensable para mantener la calidad del agua de consumo, que en Costa Rica es de las mejores del mundo y una de las responsables de nuestros buenos índices de salud.


No todo lo que brilla… es agua pura

Virginia Montero Campos, docente de la Escuela de Química e investigadora en el Centro de Investigación en Biotecnología del TEC.

Por supuesto que lo apremiante es agua en cantidad y en calidad para todos, pero principalmente en cantidad, porque, aunque tenga buena calidad, si la gente no tiene agua podría enfrentar problemas de salud por no cubrir sus necesidades básicas de aseo.

Por las condiciones de localización y de clima tropical, Costa Rica posee una buena cantidad de agua disponible y de acceso importante para toda la población. Esto hace que haya muchos entes operadores de acueductos en el país: el Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados, las municipalidades, las Asadas, la Empresa de Servicios Públicos de Heredia y acueductos de vecinos. Costa Rica ha avanzado mucho en controles básicos para asegurar la calidad del agua a la población, por esta razón no es casualidad de que posea uno de los primeros lugares en calidad de agua en América Latina. No obstante, hay mucho por hacer aún.

El Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados llega aproximadamente a la mitad de la población de Costa Rica, el otro 50% lo cubren los otros entes operadores, lo que quiere decir que el control del agua que expenden a sus abonados no es igual para todos los habitantes de nuestro país.

La implementación de los Planes de Seguridad del Agua, donde cada comunidad se le debe de controlar de acuerdo con sus propios riesgos, sean industriales, agrícolas o geológicos, debe ser una realidad para todos los costarricenses, específicamente en el control químico del agua donde aplique: metales pesados, plaguicidas, discruptores endocrinos (sustancias derivadas de la contaminación con plásticos), estos, entre los más urgentes.

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